La publicidad tiene como objetivo estimular el deseo y la necesidad de consumir
, y los niños y jóvenes representan una importante cuota de mercado. Crea unos
estereotipos con los que consumir un producto se convierte en necesidad.
La
influencia de la publicidad en los niños es muy fuerte, y puede considerarse
como un instrumento peligroso, ya que crea apetencias y necesidades que no se
corresponden con la
edad del niño o del adolescente, y que en la mayoría de
los casos no podrá satisfacer.
Las técnicas publicitarias abusan de las
limitadas capacidades de análisis y racionalidad del niño y su natural
credibilidad, por lo que necesitan del consejo y la explicación de sus
padres.
Los niños no deberían ser objeto ni sujeto de publicidad y mucho
menos convertirse en víctimas de una publicidad engañosa.
Diferentes estudios indican que la prevalencia de obesidad está directamente
relacionada con el aumento del tiempo destinado a ver televisión ,en niños y
adolescentes de 6 a 17 años. Esto se debe a que ver televisión representa una
actividad pasiva y a que muchos telespectadores consumen diversos productos
ricos en calorías mientras ven la televisión
La publicidad también influye de
forma importante. De los miles de anuncios que ven los
niños al año en
televisión, dos terceras partes son sobre alimentos con elevado contenido en
calorías, grasas, colesterol, azúcar y sal, como bollería, gominolas o ciertos
refrescos.
Se ha demostrado que por cada hora de incremento de vision de la
TV, aumenta la prevalencia de obesidad, tanto en niños como en adultos;
convirtiéndose el hecho de ver televisión en un buen predictor de obesidad.
Es necesario ayudar a los niños a ser críticos de aquello que ven en
televisión y a saber discriminar lo que necesitan de lo que no y esa es una labor de nosostros los adultos:
¡Enseñemos a nuestros niños a comer sanamente¡¡¡¡